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Ciencia revierte supuesto de que seres humanos son naturalmente competitivos

2012-02-21

21 feb (AFP).- ¿La humanidad es una comunidad de seres agresivos y brutalmente competitivos? No, responde cada vez más la investigación biológica, destacando la tendencia natural de los humanos y los animales superiores a la cooperación y la asistencia mutua.

“Los seres humanos tienen una gran cantidad de tendencias pro-sociales”, dice Frans de Waal, biólogo de la estadounidense Universidad de Emory.

Una nueva investigación sobre los animales superiores, que abarca desde primates y elefantes hasta ratones, muestra que comportamientos como la cooperación tienen una base biológica, sostiene De Waal, autor de “The Age of Empathy: Nature’s Lessons for a Kinder Society” (La Era de la Empatía: Lecciones de la naturaleza para una sociedad más amable).

Hasta hace sólo 12 años, la opinión generalizada entre los científicos era que los humanos eran esencialmente “desagradables”, pero con el tiempo desarrollaron una capa, aunque fina, de moralidad, dice De Waal.

Pero los niños humanos, y la mayoría de los animales superiores, tienen una “moralidad” en un sentido científico, porque necesitan cooperar unos con otros para reproducirse y transmitir sus genes, agrega.

Así, las investigaciones han refutado la visión dominante desde el siglo XIX, típica de la argumentación del biólogo Thomas Henry Huxley, de que la moralidad no está en la naturaleza sino que es algo creado por los seres humanos.

“Las afirmaciones comunes de que esta dura visión fue promovida por Charles Darwin, el llamado padre de la evolución, también están equivocadas”, señala. “Darwin fue mucho más inteligente que la mayoría de sus seguidores”, agrega De Waal, citando “El Origen del Hombre”, la obra del científico británico que señala que los animales que desarrollan “instintos sociales bien marcados, inevitablemente adquirirán un sentido moral o conciencia”.

El científico estadounidense revela situaciones ocurridas en laboratorio, en que, por ejemplo, se produce la angustia de un mono al que se le negó una recompensa que recibió otro mono, y de una rata dejando de comer chocolate con el fin de ayudar a otra rata a escapar de una trampa.

Esta investigación muestra que los animales naturalmente tienen tendencias pro-sociales de “reciprocidad, equidad, empatía y consuelo”, destaca De Waal.