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Investigan interacción entre genes y ambiente en el desarrollo del autismo

2012-02-22

22 feb (AFP).- Científicos estadounidenses investigan las interacciones entre los genes y el ambiente que pueden llevar a padecer autismo. Esto ayudaría a comprender este complejo síndrome de la infancia, indicaron los estudios presentados en un foro internacional en Vancouver.

“El autismo es un trastorno muy complejo causado por muchas variables que involucran a cientos de genes”, señaló Scott Selleck, biólogo molecular de la Universidad de Pensilvania (este de Estados Unidos), en la conferencia anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que reunió a unos 8.000 científicos de todas las disciplinas y de varios países, del 16 al 20 de febrero en Vancouver, oeste de Canadá.

“El desafío es identificar las variaciones genéticas importantes relacionadas con esta deficiencia mental, así como los principales factores ambientales, y cómo se relacionan entre sí para provocar el autismo”, continuó Selleck.

Muchos estudios ya revelaron que las duplicaciones o eliminaciones de grupos de genes pueden estar asociados con un mayor riesgo de este síndrome, sin embargo, las regiones genómicas afectadas por este fenómeno “serían particularmente sensibles a las sustancias químicas presentes en el ambiente”, agregó.

“Debemos continuar nuestros esfuerzos en esa dirección para determinar si (estas sustancias químicas) alteran la expresión genética de ciertos sujetos vulnerables en la etapa de desarrollo”, dijo.

Otro factor clave es el momento en que esta interacción se produce en el desarrollo del cerebro del niño.

Los estudios sobre las células madre neuronales muestran que existen períodos críticos en el desarrollo de estas células cerebrales inmaduras, sobre todo durante su división y cuando se convierten en neuronas o células gliales.

“Es en esos momentos cruciales que el impacto de algunas sustancias químicas podría tener un mayor efecto”, enfatizó Selleck.

De hecho, los experimentos en ratones realizados por Janine LaSalle, inmunóloga de la Universidad de California, han demostrado que un ignifugante comercial (un producto retardante del fuego) tiene efectos en el desarrollo del cerebro y la función cognitiva de estos animales similares a los de autismo.

Este producto contra el fuego está presente en los equipos electrónicos, las alfombras, los muebles y la ropa de cama.

Pat Levitt, un neurocientífico de la Universidad del Sur de California y experto en autismo, demostró, por su parte, que estar expuesto al benzopireno de los gases de escape de los motores diésel reduce la producción de metionina, una proteína esencial para la comunicación de las neuronas.