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El desafío de ser padres en el siglo XXI

2013-06-11

Se trata de un camino lleno de retos, cambios y aprendizajes. Y es que ser  padres actualmente es muy distinto de  lo que era serlo décadas atrás; hoy la responsabilidad conjunta en la crianza de los hijos es parte de la identidad  paternal. Publicado el 7 de junio de 2013 en Ediciones Especiales La Tercera. Por : Priscila Leiva D.

LOS CONCEPTOS de pareja y de paternidad han evolucionado enormemente en las últimas décadas. “La mirada más tradicional, que se caracterizaba por una clara división de roles, donde el hombre estaba más orientado al rol proveedor y la mujer dedicada a la crianza de los hijos, se ve cada vez menos presente en nuestra sociedad”, afirma Gabriela Benavente, psicóloga clínica y terapeuta de parejas del centro Psicoestasis.

De este modo, y tomando en cuenta la masiva incorporación de la mujer al mundo del trabajo, donde padre y madre trabajan, hacen que hoy la pareja y la familia hayan puesto énfasis en el concepto de paridad en los roles. Es precisamente por esto que “a los padres de hoy se les ve claramente más involucrados en la crianza de sus hijos, donde no se ofrecen a ‘ayudar’ a su mujer en mudar a su bebé, sacar a los niños al parque o acompañarlos a hacer sus tareas, sino que ellos están viendo en estas tareas una responsabilidad conjunta y parte de su identidad de ser padres”, destaca la profesional.

Y es precisamente esta conjunción, en que madre y padre son figuras de apego en el desarrollo y crianza de los hijos, la que los ayudará a crecer con una base sólida y firme, para enfrentar de mejor forma la vida.

De este modo, ya sea que los padres se mantengan juntos o separados, a juicio de la psicóloga Gabriela Benavente, es fundamental que ambos tengan plena conciencia de la importancia que tiene para los niños el tener a sus dos padres como figuras presentes en su vida cotidiana, que estén al tanto de su rendimiento en el colegio, de quiénes son sus amigos, cuáles son sus intereses, sus miedos y anhelos. “Ello generará, por un lado, que el niño se sienta querido y valorado por ambos padres, y por otro, visualizarlos como modelos de identificación de su vida adulta”, agrega la experta.

Compatibilizar roles

Pero ser padres en pleno siglo XXI no es fácil, sobre todo cuando hay que compatibilizar diversidad de roles. Para tener éxito en este desafío, la experta de Psicoestasis aconseja establecer momentos de encuentro, lo que implica planificar el día a día para llegar idealmente más temprano a la casa y poder acompañar a los niños a hacer sus tareas, jugar y comer juntos al finalizar el día.

Cumplir las promesas y ser un modelo a seguir por los hijos son igualmente tareas clave. “Es importante ser consecuentes con lo que decimos, y si hacemos promesas a nuestros hijos, evitar en lo posible romperlas. Por ejemplo, si le dijimos que iríamos a ver a Tomasito a su presentación de atletismo, o a Pepita a su clase de ballet, reservar esa cita como algo muy importante e, idealmente, impostergable, aun en días laborales. En caso de motivos de fuerza mayor, acercarnos al hijo y ‘reparar’ el daño, no pasarlo por alto, para evitar generarle el sentimiento de ‘no ser importante’”, enfatiza Gabriela Benavente.

En tiempos libres de familia, en tanto, (por ejemplo, fines de semana), es fundamental generar, creativamente, panoramas para hacer que disfruten todos. “Una buena forma es hacer un deporte al aire libre (como subir un cerro, andar en bicicleta o simplemente hacer un picnic en un parque abierto), recuerdos que sedimentan una identidad familiar única y protectora”, destaca la psicóloga.

  •  ¿Cómo ser mejor papá?
  • Porque todo es perfectible, la psicóloga Gabriela Benavente entrega algunas recomendaciones para intentar ser mejores padres:
  • Estar presentes en la vida  cotidiana de los hijos e involucrados en su rutina diaria.
  • Conocer a los hijos; preguntarles lo mejor y lo peor  que le pasó en el día, conocer  sus asignaturas favoritas, quiénes son sus amigos, sus principales habilidades, etc.
  • Promover y compartir actividades recreativas  con los hijos, lo que permitirá mantener una relación cercana y fortalecer  los vínculos.
  • Establecer límites en su comportamiento sin ser estrictamente severo, sino que equilibrando la disciplina con el afecto.
  • Evitar darles cosas materiales todo el tiempo. “Muchas veces ocurre que por contrarrestar el sentimiento de culpa por no estar lo suficiente con los hijos, se les ‘premia’ con regalos costosos y con todo lo que piden, llevándolos, finalmente, a no apreciar el real valor de las cosas y a tener necesidades superficiales”, dice.
  • Recordar constantemente que a través del contacto “de piel” el amor se vuelve  algo concreto y tangible.