La importancia de una actitud positiva
2011-11-08Aunque un diagnóstico de cáncer es una noticia muchas veces devastadora, afrontar de buena forma la enfermedad y contar con el apoyo de la familia puede ayudar a su mejor tratamiento. Publicado el 27 de octubre de 2011 en La Tercera.
INCREDULIDAD, SORPRESA, perplejidad, angustia y temor. Las formas en que un paciente puede enfrentar el diagnóstico de cáncer son diversas. Pero más allá de esta primera reacción, es clave la actitud que se tomará a lo largo de la enfermedad. De esta conducta, puede depender, incluso, su mejor tratamiento.
“La actitud de un paciente frente a un cáncer resulta fundamental desde múltiples aspectos. En primer lugar, es conocido que mantener una actitud de ‘optimismo realista’ ayuda a una mayor adherencia a los tratamientos, cuestión fundamental para lograr la recuperación. En segundo lugar, quienes enfrenten la enfermedad de mejor manera y eviten depresiones reactivas logran en casos curables menores tasas de recaídas y en cánceres de mal pronóstico, sobrevidas mayores y mejor calidad de vida”, explica el doctor Rodrigo Correa, psiquiatra experto en trastornos del ánimo y salud mental del paciente oncológico.
Aunque las razones que asocian una buena actitud con mejores resultados terapéuticos no están del todo precisadas y parecen ser multifactoriales, sí se conoce el rol del estado de ánimo sobre la inmunidad y como, al verse ésta alterada, se facilitan recaídas o empeora el pronóstico. Asimismo, “se ha abierto en los últimos años un área de especial interés conocida como ‘epigenética’ que ha ido demostrando cómo los genes son susceptibles de ser regulados a partir de estresores emocionales, pudiendo, por ejemplo, expresarse una vulnerabilidad genética a desarrollar un tipo de cáncer, la cual se encontraba hasta entonces latente o no expresada”, agrega el especialista.
La reacción
En general, la actitud ante el diagnóstico de una enfermedad como el cáncer se encuentra enmarcada en lo que se conoce como “mecanismos defensivos o adaptativos” que son estrategias psíquicas dirigidas a lidiar con las situaciones estresantes.
“Existen múltiples modos de reaccionar ante una noticia como esta que resulta ser un estresor mayor debido a la connotación social de la palabra cáncer. Si bien, no es posible generalizar una reacción estándar, la mayoría de los pacientes cursará en el primer momento por emociones de incredulidad, sorpresa, perplejidad, angustia y temor. Aparece casi invariablemente el temor a la muerte o al dolor físico, así como al sufrimiento o desamparo de sus seres querido”, explica el doctor Correa.
Puede ocurrir, incluso, una negación de la enfermedad y en estos casos el paciente piensa y actúa como si no conociese la información a pesar de haberla recibido de modo explícito. “Lo habitual es que con el paso del tiempo, y a veces de apoyo por parte del equipo de salud mental, se avance hacia una aceptación de esta noticia y a mecanismos de defensa más adaptativos. La reacción desplegada dependerá en buena medida de las características de personalidad del paciente, el aprendizaje por modelaje a partir de sus padres desde su infancia y de las experiencias similares que le haya tocado vivir como adulto”, agrega.
Apoyo familiar
La red de apoyo social de un paciente es fundamental en todo proceso de enfermedad, y la familia es parte fundamental de ésta.
“Las mejores maneras de apoyar al paciente dependen, en alguna medida, de las dinámicas de relación establecidas previamente por el sistema familiar. Es difícil pensar en una única e ideal manera de apoyo. Así, por ejemplo, hay familias que se caracterizan por centrarse de un modo más práctico en la resolución de los problemas, otras suelen dejar más espacio a la contención emocional y otras utilizan más el humor como mecanismo adaptativo, lo que según varios autores es uno de los mecanismos de mejor nivel”, destaca el doctor Rodrigo Correa.
Todas los anteriores son modos de apoyo útiles y no adversos hacia el paciente. “Lo central es que el paciente se sienta cómodo con el modo en que está siendo apoyado por su familia, por esta razón es que una pregunta fundamental que podemos hacerle al paciente oncológico es cómo espera ser apoyado y qué podemos mejorar o variar en nuestro intento por hacerlo del mejor modo posible”, concluye el psiquiatra.
- NEGATIVISMO
- Es frecuente que muchos pacientes adopten una actitud negativa frente a la enfermedad. Para ayudar a revertir esta conducta el psiquiatra Rodrigo Correa recomienda: “una buena comunicación con el medico tratante, donde puedan ser discutidos de modo directo, empático y didáctico los alcances de su enfermedad y cómo una actitud más positiva puede ayudarlo en su proceso de mejoría u optimizar su calidad de vida en el caso de enfermedades de carácter terminal. Desde el punto de vista de los familiares o amigos, es recomendable ofrecer compañía activa de un modo ‘no artefactado’. En este sentido es una queja común en quienes padecen cáncer el sentir que quienes los rodean han dejado de percibirlos y tratarlos como antes, algunos exageran su apoyo en la forma de una compañía casi asfixiante y basada en el tema de la enfermedad, otros en cambio se alejan al no saber como relacionarse con el enfermo”.
- ¿SABER O NO SABER?
- Un dilema frecuente que vive la familia con los pacientes oncológicos es la comunicación del diagnóstico, cómo debe ser realizado y si es mejor el ocultamiento de esta información.
- A juicio del doctor Correa, es parte de los derechos fundamentales de los pacientes conocer su diagnóstico y la forma ideal de hacerlo es en un clima cálido, con el tiempo suficiente, idealmente acompañado de un familiar de confianza y de un modo conciso, preciso y directo. “Este rol corresponde a los médicos especialistas que han disgnosticado la enfermedad (oncólogos, cirujanos, hematologos, etc.), debiendo contarse con la posibilidad de una interconsulta al psiquiatra si se estima necesario”, destaca.