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Creatividad y patología psiquiátrica: una controversia de larga data

2011-08-17

La relación entre creatividad y patología psiquiátrica ha sido por largo tiempo un tema de activo debate. Abordado por autores clásicos como Jaspers o Kretschmer, y también contemporáneos como Andreasen o Akiskal. Al centro de la discusión se encuentra no solamente un debate puramente académico, sino que por sobre todo un modo de pensar la enfermedad mental. Por Dr. Rodrigo Correa

PODEMOS DIFERENCIAR, al menos, dos posturas que se encuentran más o menos explícitas al discutir y fundamentar este tópico. La primera dice relación con una comprensión de la enfermedad mental como un “vehículo” a través del cual el artista accede a un estado mental propicio para la creación, ya sea durante el curso crónico de ésta o a partir de recaídas sintomáticas. Frases como “los esquizofrénicos son más inteligentes” o “ese pintor seguramente fue bipolar y en sus crisis fue capaz de generar sus conceptos innovadores” son frecuentes de escuchar a nivel de público general, en medios de comunicación masivos e, incluso, en profesionales de la salud mental. Desde mi perspectiva, existen al menos tres razones para demostrar que esta creencia es errónea. La primera es de un orden más general y comprensivo; se trata de cómo esta visión resulta reduccionista y tiende a “convertir al sujeto en su enfermedad”. Es lo que ocurre cuando se transforma una característica específica del sujeto, a saber su enfermedad, en la globalidad o característica definitoria de su existencia. Se trata, entonces, de transformar “la anécdota en la totalidad”, y es el fenómeno que se encuentra tras todo proceso de estigmatización. Ha sido esta idea la que contribuyó, en distintos momentos de la historia, a la eliminación deliberada de enfermos mentales, su reclusión o la pérdida de sus derechos civiles. La segunda razón se fundamenta en las opiniones casi unívocas de consagrados artistas en distintas disciplinas, en relación a que la generación de una obra de arte es en un gran porcentaje producto del esfuerzo y, en menor medida, de talento o “espontaneidad creativa”. Si hay algo que las patologías mentales mayores activas alteran especialmente, es la capacidad del paciente de sostener esfuerzos metódicos por largos periodos, esto debido a las alteraciones cognitivas, perceptuales, motoras y volitivas que presentan. Se derrumba, entonces, la idea del genio creativo espontaneo!! Los más connotados de la historia, como Leonardo da Vinci, Miguel Angel y Vincent Van Gogh, entre muchos otros, sostuvieron estrictas metodologías de aprendizaje y/o trabajo creativo. La última razón para refutar la idea de la enfermedad mental como causa de genialidad creativa es de un caracter más teórico, y podría esbozarse del siguiente modo: “resulta contra-intuitivo el que un sistema de orden complejo, como lo es el cerebro y sus representaciones, produzca un funcionamiento optimizado a partir de su enfermar, es decir, a partir de un mal funcionamiento del sistema”. La creatividad genial o innovadora necesita de un funcionamiento cognitivo y sensorio-motriz indemne. Los fenómenos de orden complejo, como el pensamiento abstracto y la creatividad, parecen ser el resultado de un fino equilibrio entre nuestras funciones mentales, nuestro cuerpo global, el entorno y nuestra disposición afectiva. Si el sistema se disregula o enferma, el rendimiento será más bajo y no al revés.

La segunda postura o modo de comprender la relación entre creatividad y patología psiquiátrica es, a mi entender, más acertado y podría enunciarse del siguiente modo: “aquellos artistas que cursan con una enfermedad mental resultan talentosos y creativos a pesar de su enfermedad y no gracias a ella”. Desde esta perspectiva, se reconoce a la enfermedad como parte del sujeto y no se le identifica con éste. Será, entonces, un “pintor talentoso que, además, sufre de un trastorno bipolar y ha logrado innovar a pesar de esta condición” y no un “pintor bipolar que gracias a su enfermedad resultó innovador”. Al centro está ahora el sujeto y no la enfermedad, y esto delimita por sobre todo un modo de entender el enfermar psíquico. Las miserias, dolores y, muchas veces, trágicos finales de muchos de los grandes creadores artísticos de la historia dan cuenta de seres humanos sufrientes que sacan adelante su creación artística con enormes dificultades y que, a mi entender, pudieron ser aún más prolíficos de no estar “interferidos” por largos periodos de enfermedad.

Este breve comentario tiene una doble intención. Por un lado, poner en el debate un modo de entender la psiquiatría más humano, menos estigamatizador y más acorde con las evidencias actuales de las repercusiones neuropsicológicas de los trastornos mentales en relación con la creatividad. Y, por otro, ser un “intento de rescate” de figuras históricas cuyas vidas y creaciones han sido, por algunos, comprendidas a través de una presunta enfermedad mental, muchas veces mal documentada, dejándose a un lado lo central…el hombre, su arte y el contexto social en que se desarrolló.