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¿Conducta “normal” o expresión de una enfermedad psiquiátrica?

2011-07-19

El asesinato de un hijo recién nacido por parte de su madre o abuelos (fenómeno conocido como infanticidio), es un acontecimiento de rara ocurrencia en occidente y desafía nuestra lógica respecto de la tendencia intuitiva de una madre a proteger a sus hijos. Inmediatamente surge la pregunta respecto de si es esta una conducta “normal” o nos encontramos frente a la expresión de una enfermedad mental. Por Dr. Rodrigo Correa

COMO OCURRE con el suicidio, el fenómeno del homicidio resulta inicialmente difícil de comprender a menos que hagamos intervenir a una enfermedad mental. Sin embargo, es sabido que ambos pueden ser la resultante de una decisión u opción en un sujeto mentalmente sano. Es el caso del homicidio en el contexto de defensa personal, un conflicto bélico o en antiguas ceremonias que incluían sacrificios humanos, o del suicidio dirigido a evitar la deshonra personal o familiar como ocurre en países orientales.

En Chile, nos hemos visto enfrentados recientemente a la noticia de una madre que voluntariamente se entrega a las autoridades atormentada por el asesinato de dos de sus hijos recién nacidos y cuyos cuerpos escondió en su propia residencia. Desde el punto de vista general de la psiquiatría es posible plantear al menos tres causas posibles para un comportamiento de este tipo: 1) la presencia de un episodio depresivo crónico con síntomas psicóticos; 2) la presencia de un trastorno grave de la personalidad, con o sin episodios psicóticos, y 3) un cuadro psicótico de tipo esquizofrénico. De un modo simple, es posible definir la psicosis como la falta de capacidad para enjuiciar la realidad de un modo común o consensuado con el resto de la sociedad en que se desenvuelve el individuo. Este tipo de estado puede manifestarse a veces de un modo relativamente agudo, generar comportamientos disruptivos y oscilar en el tiempo, asociándose en su aparición a estresores externos o abuso de sustancias, entre otros.

Es importante clarificar un punto relevante que dice relación con la asociación entre un episodio psicótico y la probabilidad de agresión a terceros. No se ha demostrado que los pacientes psiquiátricos, incluso cursando con una psicosis aguda, sean, necesariamente, más peligrosos que la media de la población o incurran en conductas delictivas frecuentemente. Pensar lo contrario representa en principio una forma de estigmatización hacia el paciente psiquiátrico que es siempre necesario evitar a través de la psicoeducación.

Cada uno de los tres cuadros clínicos mencionados poseen características propias que los hacen diferenciables desde el punto de vista clínico y lo suficientemente amplios como para exceder las pretensiones de este comentario.

Dicho lo anterior, es importante mencionar una cuarta causa para una conducta de este tipo y que con frecuencia se obvia cada vez que nos enfrentamos a situaciones que desafían nuestro sentido común. Esta causa es la maldad, el deseo de dañar planificado y ejecutado por un ser humano en el cual es imposible pesquisar un trastorno mental y que es alentado por motivaciones que podemos entender desde una lógica operacional, pero no necesariamente compartir desde lo valórico o desde la idea general de lo que aceptamos como “correcto”. Ejemplo de esto es el asesinato por venganza, por razones económicas o políticas en el contexto de un conflicto bélico, o, en el supuesto de que este sea el caso, el premeditado asesinato de un recién nacido tras no conseguir las facilidades para practicar un aborto clandestino, asociado esto a condicionantes sociales y personales que hacen poco viable la crianza de un nuevo hijo.

Esta es una reflexión puramente teórica y corresponderá a los peritos designados determinar si en este lamentable acontecimiento ha mediado o no la presencia de una patología mental.