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Decir adiós sin dar vuelta la página

2011-08-02

Frente al duelo, muchas personas pueden presentar manifestaciones psíquicas o físicas como tristeza o angustia, lo que es parte de un proceso esperable ante la ausencia de un ser significativo para ellas. Publicado el 15 de abril de 2011, en La Tercera. Por Rita Núñez

LO ÚNICO INEVITABLE de la vida es la muerte, reza el dicho. Es que, tarde o temprano, los amigos, los seres queridos o alguna persona cercana dejan de formar parte de nuestra historia personal y, ante ello, no hay mucho que hacer.

Este momento implica un impacto emocional de alta intensidad, que puede estar asociado a manifestaciones psíquicas o físicas muy fuertes. La tristeza y la soledad profundas o la angustia, los trastornos del sueño y las dificultades para desenvolverse en la vida diaria, desde el punto de vista social y laboral, son algunas de ellas.

Sin embargo, durante los últimos años, la idea de que el duelo es un proceso pasivo que hace que la persona transite por una serie de etapas definidas y secuenciales ha perdido validez. “Los estudios han demostrado que todas las personas viven su duelo de manera diferente, dependiendo de factores culturales, religiosos o de sus características de personalidad, entre otros”, explica el psiquiatra Rodrigo Correa, especialista en trastornos del ánimo.

Qué es

Hoy se sabe que el duelo es un proceso “activo”, a través del cual se busca lograr una adaptación o reordenación de la vida para continuar con una existencia digna y satisfactoria. Para el doctor, existen distintos factores que influencian la manera de vivir un duelo. Por una parte, está la característica de personalidad: “Una persona melancólica tendrá, posiblemente, más dificultades en la elaboración de un duelo respecto de quien no presenta ese tipo de personalidad”, dice el facultativo.

En otro ámbito, está la presencia de una vida espiritual activa, puesto que, como señala el doctor Correa, “existen estudios bien diseñados que demuestran que quienes tienen una vida espiritual, privada o social, se encuentran mejor preparados para afrontar estas dificultades”.

Por otro lado, la presencia de una red de apoyo social efectiva es importante, lo que se relaciona con familiares o amigos que acompañen empáticamente a la persona para tener más posibilidades de evolucionar bien en el duelo.

Y también ayuda la existencia de áreas de interés, ya sea laborales o recreativas, que le permitan a quien ha experimentado una pérdida distraer su atención.

Estar alertas

En algunos casos, es posible que se desencadenen trastornos psiquiátricos. Lo más común es el episodio depresivo, que se puede producir dentro de los seis meses siguientes a la pérdida. Asimismo, “en otros pacientes se inician o exacerban cuadros ansiosos o crisis de pánico, abuso de alcohol u otras drogas y descompensaciones de cuadros médicos de base, como hipertensión arterial o diabetes”, cuenta el doctor Correa. Por ello, es importante pesquisar la presencia de una depresión mayor, la que -sin tratamientopuede volverse crónica, profundizarse y también progresar hacia ideación o intentos suicidas. Uno de los grupos especialmente vulnerables frente a este panorama es el de los adultos mayores que enviudan y no cuentan con una red social adecuada.

Entre los síntomas de alarma a los que hay que estar atentos destacan la duración prolongada de las manifestaciones comunes, especialmente si éstas no van disminuyendo con el tiempo; la aparición de ideas suicidas que alcancen cierto grado de planificación, también el abuso de sustancias (alcohol y drogas), las dificultades importantes en el funcionamiento social y laboral, y síntomas físicos marcados que no disminuyen en el tiempo. A ello se suma que “podrían no estar estas condiciones, pero aun así la persona afectada se siente ‘atrapada’ y sin posibilidad de continuar su vida, caso en el cual es absolutamente válido acudir por ayuda profesional”, sostiene Rodrigo Correa.

En ese sentido, “mi recomendación es que todos aquellos pacientes que pesquisen los ‘síntomas de alarma’ consulten a un psiquiatra para recibir una atención apropiada a su dolencia”, precisa.